16 de febrero de 2019

En la fiesta de los Tabernáculos. Joaquín y Ana poseían la Sabiduría. (El Hombre - Dios)

Antes de proseguir hago una observación.
La casa no me ha parecido la de Nazaret, bien conocida. Al menos la habitación es muy distinta. Con respecto al huerto - jardín, debo decir que es también más amplio; además, se ven los campos, no muchos, pero... los hay. Después, ya  casada María, sólo está el huerto (amplio, eso sí, pero sólo huerto). Y esta  habitación que he visto no la he observado nunca en las otras visiones. No sé si pensar que por motivos pecuniarios los padres de María se hubieran deshecho de parte de su patrimonio, o si María, dejado el Templo, pasó a otra casa, que quizás le había dado José. No recuerdo si en las pasadas visiones y lecciones recibí alguna vez alusión segura a que la casa de Nazaret fuera la casa natal.

14 de febrero de 2019

Joaquín y Ana hacen voto al Señor (El Hombre - Dios)

Veo un interior de una casa. Sentada a un telar hay una mujer ya de cierta edad. Viéndola con su pelo ahora entrecano, antes ciertamente negro, y su rostro sin arrugas pero lleno de esa seriedad que viene con los años, yo diría que puede tener de cincuenta a cincuenta y cinco años, no más.
Al indicar estas edades femeninas tomo como base el rostro de mi madre, cuya efigie tengo, más que nunca, presente estos días que me recuerdan los últimos suyos cerca de mi cama... Pasado mañana hará un año que ya no la veo... Mi madre era de rostro muy fresco bajo unos cabellos precozmente encanecidos. A los cincuenta años era blanca y negra como al final de la vida. Pero, aparte de la madurez de la mirada, nada denunciaba sus años. Por eso, pudiera ser que me equivocase al dar un cierto número de años a las mujeres ya mayores.

13 de febrero de 2019

Dios Quiso un Seno sin Mancha (El Hombre - Dios)

16 de Agosto de 1944
Dice Jesús:
"Hoy escribe esto sólo. La pureza tiene un valor tal, que un seno de criatura pudo contener al Incontenible, porque poseía la máxima pureza posible en una criatura de Dios.
La Santísima Trinidad descendió con sus perfecciones, habitó con sus Tres Personas, cerró su Infinito en un pequeño espacio- no por ello se hizo menor, porque el amor de la Virgen y la voluntad de Dios dilataron este espacio hasta hacer de él un Cielo – y se manifestó con sus características: 
El Padre, siendo Creador nuevamente de la Criatura como en el sexto día y teniendo una "hija" verdadera, digna, a su perfecta semejanza. La impronta de Dios estaba estampada en María tan nítidamente, que sólo en el Primogénito del Padre era superior. María puede ser llamada la "segundogénita" del Padre, porque, por perfección dada y sabida conservar, y por dignidad de Esposa y Madre de Dios y de Reina del Cielo, viene segunda después del Hijo del Padre y segunda en su eterno Pensamiento, que ab aeterno en Ella se complació.

El Hombre - Dios

“Sean la Luz del Mundo”

María Valtorta nació en Italia en 1897 y murió en 1961 sin haber jamás visitado la Tierra Santa ni cursado estudios teológicos. era una franciscana y miembro laica de los siervos de María; entre los años 1943 y 1951, a raíz de una enfermedad que la tenía postrada, produjo más de 15.000 páginas manuscritas en 122 cuadernos, en su mayoría detallando la vida de Jesús como una extensión de los evangelios. Sus cuadernos manuscritos, que contenían cerca de 700 episodios famosos en la vida de Jesús, fueron mecanografiados en páginas separadas por su sacerdote y reunidos, convirtiéndose en la base de su libro de 5.000 páginas El poema del hombre Dios. Las visiones reputadas dan un relato detallado de la vida de Jesús desde su nacimiento a la Pasión con más elaboración que los Evangelios proporcionan.

El director espiritual de María Valtorta, un miembro de la congregación de los Siervos de María, el Padre Migliorini, y el obispo Roman Danilak posibilitaron que estos escritos salieran a la luz y fueran publicados. El Poema del Hombre- Dios, es sin embargo, objeto de controversia, encontrándose quienes no ven en esta obra nada sobrenatural; y aquellos que no pueden dejar de admitir que “Aqui está la mano de Dios”. Fue sometida a la aprobación formal otorgada por el Obispo Roman Danylak en la Ciudad de Roma, el 13 de febrero de 2002.